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Azúcar Madrid

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Otro clásico del circuito. El que más y el que menos, ha pasado allí decenas de noches.

Con un espacio lejos de Pincel o Bongos por su moderado tamaño, pero con algún que otro sitio en el que sentarse y buena música. La acústica y la pista es muy buena.

Nivel de baile medio, los fines de semana lo he visto siempre lleno, y su céntrica situación (Atocha) lo ha hecho bastante accesible.

Desde que arranqué el blog, he algunas veces, y en diciembre de 2017, le dediqué un artículo y todo.

Viernes, una barbaridad. salsa de todos los colores, antigua, moderna, afro… cubaneo en su más pura esencia. Buenas bachatas, alguna kizomba esporádica, y merengue… sí, merengue. pero salsa en su mayor parte.

Disfruté como un chaval con el local con bastante gente y bailarines con nivel medio-alto en muchos casos. me fui tarde y sólo habían hecho un meneito, y encima súper-divertido. Público de entre 20 muchos y 40 y pocos. Noche de cine.

He vuelto por allí en verano y otoño de 2018 y me ha vuelto a parecer fantástico. Por si fuera poco, he podido ver una pareja de bailadores (afrolatinos, diría yo) bailando una timba entera haciendo afro-rumba. Eso, salvo en congresos como Shango, es complicado de ver en Madrid.

En verano de 2019 estuve un jueves y vi buen ambiente para ser las fechas y el día de la semana que eran. Las chicas que saqué bailaban, y habría un 50% SB con alguna kizomba. Por cierto que habían hecho una obra que ha dejado muy bien la sala bajo mi punto de vista.

Cómo me gusta escuchar y bailar merengue. Esta es una de esas salas que no lo había dejado de lado…

En su día, yo diría que al principio de mi historia en el mundo-baile, fueron incontables las veces que fui. Recuerdo que hacían talleres entre semana: Rueda, línea…

En esto de la rueda, allí las he visto hacer y cantar de cine. Quizás me atrevo a decir que las que más me han gustado… hablo de 2013-2014 y se veía a la gente con ojos de emoción según iban cogiendo sitio para hacerla.

Hubo un verano que yo creo que estuve más allí que en mi casa. Iba con un grupo de gente reducido, y terminé conociendo gran parte del público. Estaba todavía abierto Ramdall. La verdad es que la recuerdo como una etapa preciosa.

Por lo que sea, es de los sitios en los que me apetecía tomarme un tequila. Yo diría que tenía un sabor cubano especial. Es una sala de baile, sí… pero le veo ese encanto, esa pasión por la salsa que le falta a alguna otra aun teniendo más tamaño y bailadores de mejor nivel técnico.

En mi visita en julio de 2018, saqué a bailar a una chica que era colombiana y que no sabía hacer figuras ni girar.  Nos pasamos la canción entera haciendo cada uno nuestro básico y moneando un poco… disfrutando de la música. No bailo salón, me dijo nada más sacarla.

Eso no quiere decir que allí no se girara y hubiese escuela, que la había, y mucha. Me refiero a que era como más latino, sin llegar a ser el típico sitio de alcohol y desenfreno que a veces distingue algún local puro-latino. Azúcar Madrid tiene clase y sabor a la vez.