He estado en diciembre de 2018 por una quedada de amigos, y la verdad es que el sitio me ha gustado para ese tipo de quedadas, o para hacer cuando el cuerpo no te pide mucho circo.
Una sala pequeña de copas a la entrada, y al fondo la sala de baile. Pequeña, con buen suelo y buena acústica. El vídeo que muestro incluye mesas y sillas rodeando la pista para las viandas del evento que celebrábamos, pero entiendo que fue algo coyuntural.
Tampoco puedo hablar de la música, puesto que se podría decir que la íbamos eligiendo nosotros.
En su día, Marta comentó que fue allí tiempo atrás, y que le gustó el ambiente. De hecho, me consta que se daban clases y luego se hacían sociales más o menos pequeños pero agradables.
Hablando con el jefe de sala, me decía que el público habitual era de mediana edad, que llevaba ya años dedicando el local al baile, y que solía haber buen ambiente.
Al lado de la pista, hay otra barra desde la que ver a los bailongos mientras tomas una copa.
En general, yo diría que me ha parecido acogedor. Es de esos sitios en los que apetece quedar con tu grupo de amigos, bailar, ir un rato a la barra, volver a la pista…
Le he visto algo especial. Por supuesto que me encantan las salas grandes en las que te vuelves loco bailando y viendo bailadores auténticos haciendo figuras de todo tipo, pero creo que hay planes de todo tipo.
Incluso (y esto es muy personal) si entre semana quedas con alguien para tomar algo, igual es un sitio en el que encontrar ese doble filo: conversación sin música, y baile cuando apetezca. Otra cosa es que el ambiente no sea el que esperas, y ahí no puedo decir nada al respecto.