Estuve en abril de 2018 viendo el show de La Rumba de Pedro Pablo.
Sin ser una sala de baile convencional, tiene un escenario majo para espectáculos, y una zona para bailar con un suelo que, no siendo una pista de baile, deja rumbear bastante bien. No bailé salsa, por lo que no puedo saber qué tal se harían figuras.
El fondo de la sala se reparte entre sillones y mesas desde las que ver los shows. Meses después al día que relato, estuve viendo un concierto de Jazz, que además es la ocupación habitual de la sala, y se ve de cine cualquier cosa que allí se presente.
La acústica es fenomenal, como no podía ser de otra manera.
A Clamores llevo yendo desde que soy adolescente, tampoco demasiado, pero lo suficiente como para tener un buen recuerdo. Es de esas salas que han aguantado décadas en una ciudad como Madrid, donde muchas veces, no es fácil mantenerse.
Creo que fomentar el arte, la música en este caso, con los precios que se cobran por entrar a los directos, cada vez es un ejercicio más complicado. Así que, aunque no sea salsa de la que suelo hablar en este sitio web, apoyo a esta sala con esta pequeña página.