En breve entramos en verano, y a los que fuimos veinteañeros durante la ruta del bakalao, nos pondrán la vacuna del coronavirus. Y es curioso porque a estas alturas todavía no tengo claro dónde me van a dejar bailar.
Veo escuelas que hacen prácticas de lo aprendido, incluso sin hacer talleres previos. Hay gente mandando vídeos de sociales en parques por todo Madrid. He visto un cartel de una fiesta con barbacoa, talleres de baile y copas hasta que les dejen… eventos en terrazas… todo legal hasta donde yo sé.
Por otra parte, leí hace poco en un artículo de El Confidencial (no lo encuentro ahora), que gran parte de la población asume el riesgo de contagiarse con tal de volver a su vida normal, por llamarlo de alguna forma.
Yo diría que esa situación está beneficiando a los que mejor están leyendo el sentir de esos bailadores, y arriesgando un poco su imagen, están dándoles lo que quieren a cambio de llevarse lo suyo. Se están convirtiendo en los nuevos patrones del baile.
Algunos están consiguiendo meter cientos de personas en fiestas privadas con talleres de élite, otros en mini-congresos… Incluso hay quienes han recibido la visita de la policía sin haber tenido consecuencias.
Como dije en Domingos sin club, la gente quiere bailar de una forma libre, y es muy complicado que un taller sin social pueda competir con lo que ofrecen algunos de estos nuevos patrones del baile en un momento en el que el gran público ha perdido en buena parte, el miedo a salir.
Algunos de ellos administran grandes grupos de bailadores en los que muchos, habiendo experimentado una soledad muy fuerte estos meses atrás, se han visto arropados para chatear, cenar, compartir emociones.
Es en esos grupos donde se ha generado parte de este nuevo escenario, y hasta que el circuito vuelva por sus fueros, los nuevos patrones están a la par de los organizadores de grandes eventos, que en bastantes casos se están sumado a estas iniciativas.
No en vano, pienso que con precauciones, ayudan a seguir yendo a clases en escuelas, a ver vídeos…
Cuando volvamos totalmente a la normalidad, ya veremos si los nuevos se integran con los clásicos apoyando sus eventos en las condiciones que sea, o si siguen su propio camino haciendo los suyos propios. Creo que los que se queden haciendo cosas pequeñas, perderán público.
Madrid es lo que es en baile por todo lo que se ha hecho desde el Simposium hasta el Madrid Sur Latin Festival, al igual que a Cuba y a Nueva York les hicieron grandes los cabarets y salas de baile del siglo XX, y eso volverá en cuando se pueda.
También es un referente gracias a salas como Pincel o Tropical House, a las que habrá que esperar un poco más aún para volver, por mucho que pueda parecer incoherente para algunos.
Pero por lo pronto, yo me estoy quedando impresionado con lo que los nuevos patrones están consiguiendo en sus eventos.