El sábado pasado, de camino a Maracas después de cenar, hablando de estos temas con mi amigo Fer, los dos coincidíamos en lo difícil que nos era acordarnos de alguien que hubiésemos conocido entrando al mundo-baile con pareja.
De hecho, hace tiempo estuve a punto de escribir un artículo que lo iba a titular salsingles. Al final, por unas cosas o por otras, he ido disgregando su contenido en otros más o menos relacionados.
Sin embargo, esa forma de entrar es sólo el principio. A partir de ahí hay un recorrido que no es fácil atinar a comprender.
En la misma conversación, yo le comentaba que no tiene nada que ver bailar desprendiendo feromonas, que cuando ya tienes pareja, y sin embargo, en mayor o menor medida, mucha gente sigue bailando después de haberla encontrado.
A partir de ahí empieza el fenómeno social. Y digo esto último porque como también he comentado ya, tampoco saldrían muy altos los números si sacásemos una encuesta preguntando cuántos bailarines actuales tienen algún vinilo de salsa (o CD, para los que son algo más jóvenes).
Así que me reitero, muchos de nosotros hemos encontrado una pasión por las circunstancias que sean. Sería bueno preguntar también, si se sabe quién fue Pérez Prado.
En cualquier caso, creo que la gente no entra a bailar salsa por afición en sí al género musical, si no, sería otro tipo de baile el que se elegiría. Lo de bailar en pareja es un punto clave en todo esto.
Sin embargo, en poco tiempo todos sabemos qué son los zapatos Reina, quiénes los profesores más famosos, y qué tal ha estado el último congreso de Salsea.
Es verdad que creo que el nivel de baile en Madrid, en general es medio (por decir algo). Mi impresión es que, salvo en Pincel, lo que ves un sábado en el resto de sitios, como Maracas, Tropical House, o Bongos, es bastante normalito (quizás bongos sea el que más nivel tiene).
Vamos, que no estamos para viajar en el tiempo a la sala Palladium de Nueva York de los años 50, pero la afición ya está creada.
El hecho de que la salsa sea en cierto modo algo tribal (aunque haya habido un boom), y que las redes sociales funcionen tan bien, hace que una parte del público busque pop-stars, y es que, entre otros, ir a una clase de un súper profesor no es más caro que ir a la de un juan-sin-nombre, y eso también ayuda.
Así que en cuanto alguien de cierto perfil entra al circuito y empieza a seguir páginas de congresos y escuelas, termina decantándose por uno de estos figuras, lo que puede terminar aferrándole. de otros aspectos ya he hablado también.
Y aunque esto hace que quizás estos cracks no terminen de hacerse millonarios, es bueno para el mundo-salsa que la clase media tenga acceso a ellos. Además, me fascina la idea de que se pueda aprender de verdaderos maestros aun no siendo un crack como bailarín (el alumno).
La salsa en Madrid es un difícil fenómeno social difícil de entender. Parece mentira cómo una actividad en la que muchas veces se busca ligar, puede generar tanta sofisticación social.
Impresiona y todo ver cómo en poco tiempo se habla de bailar en tiempo 1 y en tiempo 2 (aunque no se sea capaz de hacerlo). Igual esto último también tiene algo de snobismo…
Por cerrar el artículo, es obvio que el hecho de que no exija mucha forma física, se pueda combinar con tomar unas copa, y se practique por las noches… en otras palabras, todo lo contrario a prácticar cualquier deporte o actividad para singles, ayuda también lo suyo.
No es extraño entonces, que nos suenen las caras a muchos de nosotros cuando entramos a una sala de baile o a un congreso.