¿Cuántas veces has estado en la oficina a punto de pegar un grito o de romper el monitor de tu PC con la grapadora?
Yo muchas… tantas que podría recrearme en ese momento ahora mismo como si en él estuviese.
Tu jefe… ese compañero del que estás hasta las pelotas, esa tarea que tenía que estar para ayer… y que sabes perfectamente que es materialmente imposible que esté para mañana.
El otro compañero de al lado, discutiendo por teléfono por sabe Dios qué…
Todo en medio de una especie de indiferencia colectiva. Como si a todo el mundo le diese igual lo que le pasase al resto del mundo.
Y sabes que no te puedes ir, que no puedes mandarlo todo a paseo, ponerte la chaqueta y simplemente irte sin decir Adiós… tienes que aguantar ahí hasta la hora de salida.
Así que decides coger tu móvil, engancharle los cascos, y poner una de tus salsas favoritas.
Vaya 5 minutos más buenos eh?… es como si flotases, como si te metieses en una pecera que te aislase de todo lo que te rodea.
Esos 5 minutos, se te olvida tu jefe, tu compañero, tu trabajo, tu oficina…
¿Qué bueno, verdad?
Y si la salsa en movidita, igual hasta se te mueven los pies y todo… y lo mismo hasta te ves bailando en la pista de tu sala preferida. has estado tantas veces en ella, que puedes hasta olerla.
Igual alguien que te vea, piensa que estás loco, pero te da igual. merece la pena hacerlo, y mucho…
Puede que hasta esboces una sonrisa.
Qué sensación más grande aislarte de esa forma.
Dicen que los locos son aquellos que están enajenados de la realidad, pero yo prefiero estar loco escuchando una salsa de Juan Luis guerra, a estar totalmente cuerdo rodeado de cosas que no me gustan.