Cuando empecé en esto de la salsa en 2012, tuve muy claro que no iba a poder hablar de ello en todos los foros de mi vida habitual. Porque aunque mi amigo Alberto diga que era hace 2 décadas cuando se miraba con recelo, a fecha actual quedan cosas por pulir.
Cuando estuvo aquí Juan Luis Guerra (no estaba aún yo con Marta) envié al grupo whatsapp del trabajo un video del concierto sonando merengue. El primer comentario de un compi fue: ¡vamos ya, bachata-man, f…telas a todas!
Entendí perfectamente de lo que no podía hablar sin saber con quién, así que si alguien me veía salir de una escuela, diría que bailo salón.
Siempre he tenido claro que no es lo mismo decir que haces bailes de salón, que decir que bailas salsa.
Al primer concepto se le presupone una sala de baile y gente de mediana edad en un ambiente saludable. Al segundo, se le pueden atribuir todo tipo de aderezos: una mesa llena de botellas en una discoteca, gente con gafas de sol y la camisa abierta, etc.
Incluso te pueden tildar de ir buscando mujeres latinas, o simplemente de ser un fiestero.
Y en gente mayor, lo entiendo más, pero en gente de mi generación, todavía queda mucho dinosaurio que hace chascarrillos en plan mi-amolll, ¿ya tú sabes?
El problema de todo esto es que en las empresas se utiliza todo cuando se está compitiendo con alguien: la ideología política, si tiene o no carrera, el nivel de inglés, si es un fiestero, si tuvo un ligue con una compañera…
Quizás a los bachateros veinteañeros, todo esto les suene a chino. A lo mejor es algo que barrunta más en mi generación. No obstante, les pregunto si tendrían problema en enseñar un video suyo en la piscina de Cullera bachateando.
Sin embargo, mismo hotel, sin latineo, tomando una copa (bebiendo alcohol) y fumando un puro, inspira high-class.
¿Hay todavía un tabú con el mundo-salsa? ¿debemos salir del armario y esforzanos en cambiar esa imagen, o simplemente dejar que el tiempo se vaya encargando de ello?
Sin duda, esto último ocurrirá. he visto estos días Tropical House y Pincel con bastantes veinteañeros. Ellos serán los que muestren a la sociedad que, son muchos de los que van a sitios convencionales, los que se ponen hasta arriba de copas.
Será entonces, cuando el SBK sea visto como se merece. Sé que esto choca con lo que escribí hace semanas, pero hoy hablo de Madrid.
