Volver a Historia de la salsa en Madrid
Este relato lo empiezo a escribir en de abril de 2018. ya veremos cuándo lo termino…
Sólo uno de mis amigos bailaba salsa en el año 2002. y con él me fui a Cuba unos días. Hace años que no sé de él.
Las discotecas de Cuba que yo conocí, ya ponían más reggaeton que de salsa, de hecho, la canción de moda era ¿Quién tiró la tiza?. también escuché mucho son, aquel famoso Son de la loma…
No obstante, hubo un espectáculo que vi en La casa de la música (La Habana), que despertó en mí un interés que terminaría de germinar una década después. Allí estaba Juana la cubana haciendo su show, y es una pena que no hubiese móviles con cámara en aquella época, porque no tengo ni fotos de aquella noche.
A la vuelta (2002), llevado por la pasión por lo cubano, tuve una temporada en la que salí mucho a cenar a La Negra Tomasa. Allí escuchaba música latina sin saber muy bien la diferencia entre géneros.
De esas noches, un par de veces me metí en El Son, donde duré lo que dura un cubata. Ahí me di cuenta de que, sin bailar, lo tenía complicado para pasármelo bien en esos sitios.
Lo intenté en un sitio muy pequeño que había por el centro, se llamaba Excessive Happines, y no era de salsa, pero los domingos daban clases. Empezamos con merengue, pero la profesora era la novia del DJ, y dos clases después lo dejaron y se fastidió el asunto.
Me compré un CD: Salsa en la décima avenida de Nueva York, al que le guardo especial cariño. Mi amigo (el de Cuba) me hablaba de Manolito y su trabuco y otros grupos.
Ese mismo año, recuerdo que había un restaurante cubano con show llamado La Hacienda de Cuba que frecuenté bastante.
También por aquella época, quizás por 2001 iba a veces a La bodeguita de en medio de la calle Alcalá a tomar mojitos.
De 2003, recuerdo que un camarero colombiano del barrio en el que vivía, cada vez que le preguntaba por ambiente latino, siempre me recomendaba El Juanchito (en Alcobendas). No llegué a ir.
Sería hacia 2007 cuando empecé a ir de vez en cuando a La reina de Cuba, y una vez a La comercial cubana (ambos en Alberto alcocer). Del primer sitio recuerdo los mojitos, la salsa en vivo, y los latinos bailando, haciendo que se me cayese la baba.
Del segundo, recuerdo más su etapa como 69 pétalos… nada que ver con el mundo-salsa, aunque andaba por allí un animador al que llamaban El Habichuela, que creo que pertenecía a la etapa salsera del local.
Tengo un vago recuerdo de una copa rápida en Tropical House de Plaza de España y en Azúcar de Reina Cristina. quizás una vez en La Riviera de copas y a ver bailar, a la que volví ya bailando cuando vino Marc Anthony al Vicente Calderón hace 3 años.
Como podéis ver, hasta 2012, todo lo que recuerdo del mundo-salsa está relacionado con mojitos y música en vivo.
Años antes (no puedo precisar), estuve a punto de arrancarme a ir a clases de salsa en línea (manda narices, que no sabía ni lo que era la salsa cubana) con un tal Andrés, que daba clases en Parche. por aquel entonces, veía anunciarse La Rumba de Pedro Pablo. Nunca he sabido bien qué era hasta este mismo año, después de arrancar esta página.
Será en 2012, quizás como dice Alberto, por verme un poco fuera de lugar en sitios de copas convencionales, cuando decido explotar ese viejo deseo que había en mí de bailar salsa.
Empecé a hacer salsa cubana en una escuela de barrio en Tetuán, en la que duré apenas unos meses. Pero con esos alumnos debuté en Ramdall, en la cena de Navidad de la escuela. Me temblaba todo el cuerpo la primera vez que baile en pista.
De ahí a Azúcar y a Tropical House (los de ahora), haciendo ya algunas figuras.
El resto, la escuela en la que más años he estado, las quedadas de alumnos que hacían, Toni, la bachata, los grupos whatsapp, Cullera, la línea, y todo lo que ha sido mi trayectoria, está, de alguna forma u otra descrito a lo largo de este sitio web, y en cuanto a salas de baile, de forma muy concreta en tal sección.
Como anécdota, ya bailando, y de forma ocasional, fui a algunos locales pequeños por el barrio de Tetuán, como D’latinos, o Discoteca Center en la calle Orense. Muy pronto me daría cuenta de que nada tenía que ver, lo que hacían ellos con lo que hacemos nosotros.
Yo diría que el profesor que más me influenció en su día fue Javier Monier, quizás no tanto por sus figuras o estilo, como por todo lo que aprendí en su congreso (Shango Baila). Descubrir el afro-rumba, me llevó a profundizar en la historia de la salsa.
Me ha llamado mucho la atención la salsa en línea durante una temporada, el hecho de ver grandes profesores como Sergio Álvarez y Delfín Alcolea en congresos y escuelas, me llevó a querer aprender. Con el tiempo, me he dado cuenta de que me lo paso mejor bailando cubana, aunque yo diría que al final me he confeccionado mi propio cubaline. Me identifico mucho con Jose Bailamison.
La bachata también hizo lo suyo en mí… pero igualmente, con el tiempo me he quedado casi sin figuras, y no me apetece demasiado reciclarme.
No puedo comparar mi época con la anterior, porque no bailaba. Pero sí que en pocos años, he pasado de decir ¿anda, tú también bailas?, a ver como alguna gente se arranca a bailar bachata en una boda como algo normal. Lo he visto en sitios convencionales, como Retto, o como en Gayarre. Obviamente no tienen el nivel que encuentras en el circuito.
Por 2015, pude administrar un grupo humano (Guapea) que me dio la posibilidad de conocer muchísima gente, e incluso de organizar un evento que algunos podrían llamar mini-congreso. Conciertos como el de Marc Anthony o Juan Luis Guerra aderezaron aquella época.
En estos último meses, he tenido también la oportunidad de profundizar en la cultura cubana, yendo incluso a un concierto de un cantautor cubano (trova y otros géneros), e incluso a animarme a hacer mi propio documental sobre la historia de la salsa, desde sus raíces hasta el Madrid de hoy en día.
En 2020 he estado organizando un grupo de rueda cubana con el que pretendo hacer coreografías a medio plazo. Este mismo año, he colaborado también en la sesión Tardeo Latino Sunday, lo que ha supuesto toda una experiencia para mí.
Será en 2021 cuando Fermín Olaya me incluya en su Diccionario Enciclopédico de la Salsa, lo que ha sido todo un honor para mí.