Este verano ha hecho su aniversario la Sesión La Clave (y Sandunga): Abren una escuela de baile en forma de social a media tarde. Es lo que se dice naif: sin camareros, sin meneitos, sin shows, sin escenario… simple… nada sofisticado (bueno, igual algún show de vez en cuando).

Pero si el proyecto lleva ya un año, eso es que idea ha funcionado. Y no es el típico social de escuelas para que sus alumnos practiquen y se relacionen. Es una sesión abierta, con mucho nivel de baile y DJs de renombre.

En La Malanga hacen tres cuartos de lo mismo. aunque hay matices que hacen que me identifique mucho más con La clave/Sandunga.

Y aunque creo que su éxito es su música (hablaré de ello más adelante, metiendo en el saco a La Mafia del Guaguancó, La Parcería, etc) me pregunto si no están influyendo más variables en todo esto.

En primer lugar, veo que el precio de la entrada es muy asequible. Además, el de la bebida es insignificante al lado del de cualquier sala.

Para mi artículo sobre el precio de bailar salsa en Madrid, contacté con varios promotores de sesiones en el extranjero, y preguntados por el precio de la bebida, alguno me respondió: BOB (Bring your Own Bomb, o Bring your Own Beer). Parecería que la idea ha calado en otras ciudades, como Londres.

Por otra parte, no son sesiones en los que la gente se pinte como para ir a la ópera. La vestimenta es muy casual, y no requiere de una planificación especial para pasarse un rato por allí.

Además, hay público que con los años, se va cansando de la noche, y embarcarse en una velada salsera, se le hace más complicado que estos saraos, que son casi como ponerse unas zapatillas e ir un rato a clase.

A partir de esto, me sigo preguntando si todo el mundo quiere una sesión completa: talleres, copas, shows, rimmel…

Todo esto en fin de semana. Si nos vamos a un día entre semana (no conozco ninguna), puede que gente que lleva años bailando y no quiere ni ir a clase, ni una sesión que se ambienta a las 23h, vea este modelo como una opción.

Y también, no sé cuánta gente quiere tomarse una copa y gastarse 10 euros cada día que sale a bailar un rato.

No veo estas sesiones como un peligro para las clásicas. Sí que las veo una opción complementaria, y además me gusta el concepto en sí.

Yo no dejaría de ir un sábado noche a Pincel o a Azúcar para meterme en una sala pequeña sin camareros. No es la misma magia ni de lejos. Pero sí que puede que tuviesen su hueco en el mercado para un determinado público.

De hecho, me queda la duda de si podrían hacerse en salas más grandes y/o de noche, o si los gastos que conlleva,  requieren un precio diferente en la entrada y en la barra.