Hace bastante tiempo que se dice que viene otra crisis financiera a nivel mundial, que no se sabe bien si empezará en 2020 o en este mismo año, que en realidad nunca hemos salido de la de 2008, que sólo se han tapado goteras sin resolver las causas que la produjeron.
Doctores tiene la Iglesia, así que el que quiera documentarse, sólo tiene que buscar en la red. Pero viendo lo que está pasando en Banco Santander (más de 3.000 despidos) y en Caixabank (más de 2.000), parece que la cosa se está cocinando, sea cuando sea que llegue a la mesa.
Desde que arranque este blog, siempre he sostenido mi teoría personal de que el boom del baile en Madrid (y en España) se dio como fruto de la crisis anterior. Que la gente necesita algo relativamente barato con lo que olvidarse de sus problemas.
Acompañando dicha idea, Javier Murillo comentaba en su relato, que el incremento de profesores se debía a que el nivel de desempleo provocó que mucha gente con cierto nivel de baile y sin ingresos, buscasen hacer algo de caja dando clases. A mí me convenció bastante.
Si esto es bueno o no para el baile, tampoco es el objeto de esta publicación, ya que sería entrar a valorar si es bueno un circuito lleno de gente que busca evadirse de un problema como es el paro, o si es mejor algo más reducido con apasionados de la danza.
Pero veo que el desempleo es algo que es complicado de saber llevar, y que no todo el mundo está preparado para levantarse cada día sin una tarea que les ocupe, sin unos ingresos económicos recurrentes, y que de ahí a tener una depresión sólo hay un empujoncito.
Contaba Jorge Aguirre Saoco en su relato, que se sentía feliz cuando daba clase a gente mayorcita que había pasado por dificultades económicas durante toda su vida, y que ahora además tenían que ayudar a sus hijos que tampoco lo estaban pasando bien.
Es aquí donde creo que, cuando llegue el momento, el baile puede ser clave en la vida de muchas personas.
Saber que tienes una clase de salsa cubana los lunes a media tarde puede ser un motivo por el que vestirse y salir de casa. Parecería que los lunes al son pueden ser mucho más llevaderos que en casa tirado en el sofá viendo un programa de sociedad.
Como diría Stefanía Arias, bailar hasta que pasen los malos tiempos.
Se trataría de evitar escenas como la de la película Los lunes al sol, de la que dejo unos segundos en el vídeo (1,4 MB), en la que dos desempleados de larga duración están tan desconectados del mundo laboral, que no saben ni qué día de la semana es.
El baile, con todo lo que conlleva: Ilusión por mejorar, salas, congresos, tener un norte paralelo a tu desarrollo profesional (en latencia). Los que bailamos, tendremos que hacernos eco de todo lo que le puede aportar a quien pueda interesarle.