Hace unos días veía este vídeo en Internet, y después de disfrutar como uno de sus protagonistas, se me vino a la cabeza mi libro sobre la línea y la cubana, del que hacía un año que no hablaba.
Así como veo que cualquier chaval de 10 o 12 años de origen madrileño podría bailar rock & roll sin notarse la diferencia con un norteamericano de origen sajón, creo que muy pocos, podrían hacer casino como los del vídeo.
Y creo que la diferencia está en la rumba, que como dije en Yo soy del casino al tembleque, para muchos de nosotros ha venido mucho después del casino,
Pero voy más allá, creo que la rumba es algo que cuando se es adulto cuesta bastante coger. No sé si en flamenco pasa lo mismo con los que lo empiezan ya mayorcitos, que nos lo diga Nayara Prudencio.
Decía Richard Vaughan en uno de sus cursos de inglés, que por muchos años que llevase aquí, él jamás hablaría castellano como uno de nosotros. En realidad lo decía para que sus alumnos asumiésemos nuestras limitaciones.
Eso mismo creo que aplica para la rumba. Y con ello no digo que uno de nosotros no pueda mejorar con trabajo, pero nos costará horas y horas de espejo llegar a la mitad de la mitad de lo que un afrocubano trae de serie.
Se me viene a la cabeza una novela de Enrique Solla.
No quiero decir que sea necesario ser de origen cubano (estilo Javier Monier) para ser bueno rumbeando, basta con ver bailar a Daniel Maiorano o a Delfín Alcolea para apreciar la fantástica rumba que tienen.
Por cierto que Daniel es venezolano, y allí el Caribe hace oficio, incluidos los orishas para todos los temas de Afro. Digo esto porque a veces parece que nos olvidamos de todo lo que no es Cuba y Puerto Rico cuando hablamos de ritmos caribeños.
Ahora me voy a la línea, al Los Ángeles, al mambo actual, al Nueva York, al Puerto Rico… y aun habiendo auténticos fenómenos de la línea con buena rumba, pienso que es un estilo en el que se nota mucho menos no tenerla, y puede que por eso triunfe en EEUU.
Porque sin llegar al nivel de Mara Paz o de Sergio y Pris, yo veo gente muy buena en estos estilos, y me doy cuenta de que a muchos les falta ese sabor del que hablo, y que aun así siguen bailando de cine con su técnica.
Aparte, sus pasos libres y estilo propio también la llenan de arte, y no sé si estos últimos se moverían al casino después de tanto trabajo, o si un rumbero se iría a la línea, que tiene movimientos que se acercan al ballet.
Ya he escrito que me siento cómodo con el cubaline algo rumbero que me he ido montado estos años. Al final pienso que un casino elegante con nuestro propio estilo, le queda bien a cualquiera. Las figuras irán yendo y viniendo ellas solas.