En mi primera conversación con Paco Uceta (en una sala pequeña que duró sólo un domingo salseando), me comentó que el veía que las sesiones luchaban por llevarse los bailadores que había, pero que quizás faltaba una actitud más a largo plazo para crear nuevos apasionados de la salsa.
Creo que, al igual que cada uno tenemos nuestro motivo para entrar en el mundo-baile, sin tener ni idea de lo que nos espera una vez dentro, son razones diferentes las que hacen que nos quedemos (o que lo dejemos sin haberlo llegado a saborear realmente).
Por poner dos ejemplos de bailadores salseros relativamente recién iniciados, que llevan menos de dos años en el circuito (aunque ambos empezaron con bachata sensual):
Francisco Javier Esteban ha ido a 12 congresos este verano, y cerca de 20 en el total del año. Hace línea, cubana, bachata sensual, y kizomba en 4 escuelas, y le fascina la idea de viajar por todo el mundo siguiendo congresos.
Begoña De Pedro participó en la coreografía de Shangó Baila en su primer año bailando. Vuelve este año, y ha hecho ya varios bolos de rueda y bachata con su escuela en fiestas de barrios madrileños. Va a clase de afro-cubano, salsa cubana, línea, y bachata sensual.

Cada persona es un mundo, pero yo diría que el componente social tiene una duración limitada, mientras que apasionarse con la música/baile en sí, genera bailadores de más larga duración.
Se trataría pues, de mantener el baile enfocado hacia lo que es, aunque luego surjan parejas o hobbies.
Luego está encontrar la horma de tu zapato: Un profesor que te haga sentir el baile de una forma especial, un congreso legendario, un taller de musicalidad, una sala de referencia…
El propio Uceta, con Mara Paz y otros muchos, fueron parte de la estela de bailadores mamberos que se formó a principios de siglo al son de grandes maestros locales y de simposiums en La Riviera, que fueron el caldo de cultivo para DJs como Omelencó o Cumbanchero, haciendo que en la actualidad se mantenga viva esa esencia con la tribu de la salsa dura.
Es por todo esto, que he hecho tanto hincapié en que, bajo mi punto de vista, no debe impartir clases cualquiera, ni ponerse a los platos en una sesión de baile, ni organizar un evento, ni siquiera una sesión.
Porque necesidades económicas aparte, pienso que las personas que se dedican a todo esto, en teoría tienen la gran responsabilidad de hacer que alguien descubra todo lo bueno del mundo-baile.
Y a partir de ahí, quizás se puedan crear bailadores apasionados como apuntan a ser Francisco o Begoña, que no estén de paso para socializar o para tener un hobby. O mejor dicho, crear bailadores (a secas).
Hace unos días, viendo un vídeo de hace casi 10 años de uno de los grandes, me fijé en que salían en segundo plano dos bailadoras a las que sigo viendo en sesiones de salsa dura… yo creo que es ahí a donde hay que apuntar.