Esta semana viendo The Crown, escuchaba a un personaje que decía que Un hombre no puede luchar si no ve luz al final de su camino. A su manera (respetando el duelo), el baile en Madrid yo creo que ahora ve la suya.
Desde el punto de vista del bailador, anímicamente sólo se puede ir ya hacia arriba con la llamada desescalada por las posibilidades que ofrece. Aunque ello no quite para que entienda que salas y escuelas estén anímicamente hundidas…
Esta semana además, he visto publicado que en China ya se está bailando (con protección). Aparte, he leído que aquí en España el confinamiento no puede prolongarse más por la crisis financiera en la que ya estamos inmersos.
Dicen también, que las cosas son del color del cristal por el que se miran, y es por todo esto, que a partir de la semana que viene escribiré dejando el coronavirus a un lado en la medida de lo posible. Creo que eso ayudará a recuperar el optimismo (a mí el primero) en lo que a baile se refiere. A ver si lo consigo.
El mero hecho de poder volver a quedar con gente del mundo-baile va a permitir que muchos vuelvan a hablar de profesores, coreografías por terminar, estilos que aprender… aunque sea dando un simple paseo.
Me comentaba Gonzalo que en SalsaSecta están haciendo un esfuerzo extraordinario por mantener el grupo activo.
En su día, recuerdo que en El Retiro daban clases al caer la tarde en estas fechas. No sé si sería factible dar alguna de pasos libres este año, o incluso algo más orientado a parejas de baile fijas en grupos reducidos (figuras).
Aquí en el blog quiero enfocar estos meses desde un prisma más normal, a sabiendas de que estamos enfilando la vuelta a las pistas a la velocidad que podamos, pero hablando de lo que nos gusta. Seguro que los amantes del baile y de la salsa lo disfrutamos más.
De alguna forma, pensar así apartará un poco en mí la idea de que esto va a ser una especie de invierno nuclear con gente desempleada (en todos los gremios), salas cerradas, y bailadores con trajes NBQ (como he visto en algún vídeo).
Me quedo con la idea de un verano atípico. Habrá a quien se le haga extraño pasar por delante de sus salas habituales y no ver ambiente en la puerta.
Eso me recuerda a un conocido que no aceptó del todo el cierre de Radical (Alcalá de Henares) a finales de los 90 (yo apenas fui), y contaba que de vez en cuando daba una vuelta por allí con el coche.
Nuestro circuito volverá, mucho antes siquiera de que nos dé tiempo a perder esa soltura que nos hace únicos a todos.
Como siempre, un abrazo a los que hayan sufrido alguna pérdida estos días.