Contaba Félix García, que cuando se inició el mundo-congresos de salsa, en general había eventos estelares con carteles llenos de artistas internacionales, dignos de una ceremonia como la inauguración de un mundial de fútbol.
Hablaba de miles de asistentes en el congresos de Los Ángeles, y de aforos de 2.500 en su simposium, teniendo este un full-pass VIP de 174 euros el primer año, con público de muchos países.
Personalmente me gustan los grandes congresos, y ya he escribí que creo que toda ciudad necesita, al menos uno. Y es curioso como la vieja guardia (de la que hablaré en breve) habla del simpo dándole imagen de exclusividad, sin competencia, como los programas estrella de TVE cuando era la única.
Viniendo al mundo-SBK actual, hay hasta weekends que vienen costando entre 30 y 40 euros, con alguna estrella nacional en cartel, y en muchos casos en instalaciones tremendamente discretas. Hable de esto en La burbuja de los congresos.
Con esto no digo que ahora no haya grandes congresos. Basta con ir al Salamanca Bachata Festival o al Madrid Sur Latin Festival para ver que sigue habiendo carteles y público internacionales, pero es mucha la oferta que hay de nivel moderado.
Y poniendo todo encima de la mesa, tampoco veo mal que haya congresos de todo tipo.
En plena burbuja SBK, salsear en la playa de Cullera es una de las mejores experiencias que he tenido en mi paso por el mundo-baile, y aquel congreso siempre lo vi especial en su social de playa, piscina, y hotel, muy por encima de sus carteles, por muy internacionales que fueran.
Shango Baila me ha parecido importantísimo para mostrar la cultura cubana, con artistas internacionales y con un aforo más moderado que el de los congresos de principios de siglo. Salsa Spain sigue difundiendo la salsa a partir de eventos cercanos durante todo el año (tiene además, un congreso grande).
Por no hablar de los innumerables eventos pequeños a nivel ciudad (incluidos de escuelas) que están ayudando a que gente de iniciación vaya entrando al mundo-baile.
Además, teniendo la rotación de bailadores que hay, y lo que se tarda en valorar un buen show (ya hablé de esto), especialmente cuando se busca el componente social, ¿merece la pena siempre hacer un congreso estelar?
Que nadie me malinterprete, no quiero ni mucho menos infravalorar a los grandes maestros, porque hasta para iniciación creo necesario tener talento como instructor. Pero no sé si alguien que está empezando puede estar más cómodo en un evento más asequible económicamente, con instructores menos renombrados.
Que todo esto puede perjudicar a los congresos estelares, es indudable. Pero mantener el baile como algo transversal con una parte más popular, puede ser muy bueno para fomentarlo, especialmente en los tiempos de crisis que vienen. El riesgo siguen siendo las burbujas que acaban con la calidad.
A ver qué pasa en esta tercera década de congresos, la era after-pandemia.