Todos tenemos un estilo con el que nos sentimos más cómodos. Con nuestra base y nuestros añadidos: Figuras, adornos…
Dicho estilo va evolucionando con el tiempo. Yo empecé con salsa cubana (casino) y tardé más de un año en empezar a hacer línea al conocer Cullera Salsa Festival. Otro año más para empezar a rumbear cuando conocí Shangó Baila, y unos cuantos más para conocer el On2 (mambo) que nunca he adoptado.
Probablemente por haber sido alumno de profesores de altísima calidad en talleres de nivel avanzado, he podido ver de forma nítida mis limitaciones, quizás por falta de actitud.
A estas alturas de mi vida no me planteo hacer una coreografía, y por eso tengo tanta admiración por cualquier bailarín que se arranca con las muchísimas horas de ensayo que lleva, junto a la tensión de bailar en un escenario.
Probablemente por llevar años haciendo rumba, tengo tanto respeto por los que son capaces hacer hacerla con amplitud, con toda su expresión corporal. Igualmente soy consciente del trabajo que hay detrás de hacer figuras de salsa en línea de cierto nivel, además de sus pasos libres.
Y llego hasta donde llego en todo, sabiendo que que para bailar rumba como los cubanos, hay quien necesitaría irse a vivir a su escuela de baile. Y lo mismo le pasaría a muchos latinos para alcanzar el estilo de muchos linieros.
Decía Adriana Cid, que aprendiendo casino en profundidad, no se hace necesario complementarlo con figuras de línea, pero que para eso había que elegir al instructor adecuado.
También decía Carmen Lorente, que la elegancia va más en la persona que en el estilo de baile, quizás por eso me parece un poco fuera de lugar poner On2 por encima de On1 y viceversa.
Así que parecería que estudiando a fondo algo con buenos profesores, se está en condiciones de empatizar con los que consiguen hacerlo bien, desde la humildad, valorando el conjunto y no sólo lo que nos vemos capaces de hacer nosotros.
Debe ser por eso que, cada vez veo más ridículo al jurado de Got Talent evaluando bailadores de flamenco o de Pole Dance…
Decía Javier Murillo, que los latinos bailan sus ritmos desde que tienen uso de razón, mientras que aquí nos hacemos forofos cuando lo conocemos. Coincido con él y enfatizo que ese forofismo puede llegar incluso con 30 y con 40 años.
A mí me llama más la atención el flow del bailador que terminar en tiempo o otros aspectos valorados en concursos, pero no por eso dejo de reconocer la dificultad de todo lo que yo no contemplo, le vea o no sentido en social.
En unos años habré evolucionado y opinaré con otra perspectiva en todo. Dicen que la humildad es la base de la sabiduría. Os dejo un tres de frases de Sócrates que nos convendría aplicarnos a todos.
- La verdadera sabiduría está en reconocer la propia ignorancia.
- El orgullo divide a los hombres, la humildad los une.
- Sólo hay un bien: el conocimiento. Sólo hay un mal: la ignorancia.