Domingos sin club - Relatos Salseros (i)

Domingos sin club

Una de las cosas que me fascinó cuando empecé a bailar, fue ver el ambiente que había en Cats un domingo a las diez de la noche. Es algo complicado de mostrar con palabras.

Es cierto que a mediados de los 90 conocí sitios como Friends en Puerta de Toledo, donde se juntaban el domingo y el lunes, y que años después, el cine y La Latina, han tenido su lugar cerrando la semana, pero lo del baile es diferente.

Donde digo Cats digo Keeper, Madrid Tiene Tumbao, o Jowke, en estos últimos tiempos. Es otra de las muchas cosas que la gente que no baila no entiende, como lo de no beber. Ya hablé de esto, de cómo somos como miembros de un club del baile imaginario.

Yo diría que se junta con lo de seguir saliendo de noche a partir de cierta edad. Si pregunto en mi trabajo cuántos han salido un viernes o un sábado, seguramente serán minoría porque las copas se ven como algo de solteros o de gente un poco trasnochada.

Por otra parte, esta semana pasada viendo fotos de Pincel de justo antes de la pandemia, me di cuenta de lo complicado que es encontrar ese ambiente familiar y acogedor fuera del baile. Tengo que reconocer que me dio nostalgia verlas.

Y no es algo que los talleres puedan suplir, ni siquiera con grandes artistas. Por supuesto que es fantástico aprender de ellos, pero yo creo que bailar en social, cada uno con su nivel y sin patrón alguno, no tiene comparación en el mundo-baile.

Puede que por eso, los que bailábamos cada fin de semana, familia y amistades aparte, estemos tardando poquito más que el resto de la población en encontrar nuestra normalidad, aunque contemos con la ventaja de poder hacer talleres entre semana.

Como miembros del club de baile que somos, sabemos que cerrar la semana bailando no tiene parangón, especialmente la gente de mediana edad en adelante, quizás porque sabemos que el tiempo vuela, y que esta pandemia ya nos ha quitado bastante.

Aquí en Madrid el famoso Bachaterus tenía su eslogan ¿Domingos de qué? Domingos de Jowke… Otra experiencia que empezaba al ver ese parking que recordaba a los de la ruta del bakalao en los 90.

Domingos de baile que seguiremos esperando para disfrutarlos cada uno donde más nos guste, haciendo planes de otro tipo hasta que se reactive el club.

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