La semana pasada, el sábado 24, Shango Baila volvía a abrir sus puertas para los amantes del cubaneo, de la cultura, y del baile en general. Esta vez en forma de show únicamente.
Allí estaba Javier Monier mostrando su mejor cara en un momento en el que muchos podrían haber preferido seguir esperando. Junto a él, artistas como Richard Cogles, Ronier Salsa, Celia y David, o su propio hijo Javier Monier Jr. (entre muchos otros) aderezando lo que fue una gran noche para Madrid.
Porque hay veladas en las que casi todo te emociona, y en este este caso tuvo muchísimo que ver con el gran parón de shows de baile que acumulamos muchos madrileños. No digo que no se puedan hacer talleres o ver a algún artista, pero nada que ver con lo que monta Javier cada año.
El color que le dan los focos al escenario del teatro de Leganés (que no es pequeño) junto al de los innumerables vestuarios de los artistas, la rumba, la percusión… alrededor de una hora y media a la que sin duda, han precedido muchas otras de trabajo.
A estas alturas yo diría que se puede hablar de Shango Baila como un entorno de allegados al que muchísimos otros nos vamos acercando cada edición, unos con mayor implicación y otros simplemente a disfrutar de lo organizado, pero tiene ese componente de cercanía a lo cubano.
Incluso pude ver alumnas de Javier con las que he coincidido en sus clases de salsa cubana y que han participado en ruedas que organizo de vez en cuando.
El show en sí, magnífico, estuvo ambientado en La Habana precastrista en la que los trajes y las gorras de mambero cubrían las calles y los cabarets de elegancia y buen ambiente de música y baile. Probablemente para muchos, ha sido la mejor versión de esa ciudad en muchos siglos artísticamente hablando.
Con cambios constantes de ritmo y unos artistas afanados en no parar de cambiar de personaje, la historia a contar incluye también géneros como el swing y otros que tan en boga estuvieron en aquella época. No en vano, el musical se titula Un swing en La Habana.
Está claro que Javier se ha empeñado en que Shango Baila sea un clásico entre los congresos que se celebran en Madrid, y si contamos esta edición tan especial como una más, son ya seis las celebradas desde 2015. La del sábado con el mérito de no saber si se podría llevar a cabo o no.
Me atrevo a decir que ha sido bueno en general para el baile, como encontrar un oasis en mitad del desierto que estamos atravesando.