Si estás empezando a bailar, te estarás preguntando en qué escuela te sentirías más cómodo. Si ya llevas tiempo, quizás también te lo preguntes de vez en cuando.
Son muchos los factores que hacen que una escuela se adapte mejor o peor a tus circunstancias:
– Tamaño
– Perfil social
– Formato de las clases
– Horarios
– Profesorado
– Precio y cercanía
Pero veamos cada una de ellos en detalle:
Tamaño
Sí… el tamaño importa. No tiene nada que ver una escuela pequeña con una grande. Créeme. Yo empecé en una escuela pequeña, y cuando me cambié una grande (en la que he estado la mayor parte de mi tiempo hasta ahora), me di cuenta de que era absolutamente diferente.
Una escuela pequeña no está mal si lo que quieres es hacer una actividad semanal y poco más. Es decir, vas un día a la semana, haces un poco de ejercicio de forma divertida, y te vuelves para casa. Dependiendo de cómo sea el profesor de turno, habrá una cerveza después de clase (o no), y de tanto en tanto se organizará una salida a discoteca.
Es cuando vas a una escuela grande cuando te das cuenta de todo lo que ofrece añadido al baile. Los grupos desorganizaos que toman sus cañitas después de clase sin contar para nada con los profesores. La cantidad de gente que puedes conocer para salir los fines de semana, eligiendo (en la medida de lo posible) salir con quien más congenias. El constante trasiego del personal por los pasillos entre clase y clase. Incluso, ir a una discoteca cualquiera y encontrarte siempre a alguien de tu escuela.
De hecho, las cenas de navidad, las quedadas «oficiales» recurrentes que se montan para alumnos, etc., tienen un color totalmente diferente cuando el número de alumnos pasa a ser considerable.
En ese sentido, bajo mi punto de vista, es de las cosas más importantes a la hora de elegir.
Perfil social
Si eres constante, terminarás bailando… a unos os costará más, y a otros menos, pero al final todo el mundo baila.
Cuando entras en una escuela, terminas haciendo muchas más cosas que bailar (ver artículo al respecto). Ahí es donde entra esta parte de la selección. Si eres más bien pijito, es poco probable que te sientas cómodo en un ambiente muy alternativo o de un perfil social muy diferente al tuyo.
De igual forma, si te va el rollo heavy-metal, el nivel de hastío que puedes llegar a tener en una escuela del Barrio de Salamanca, puede llegar a hacer que aborrezcas el mundo-baile.
Por las amistades que puedes hacer, por las conversaciones que vas a tener en las cañitas after-clase (o durante…), las cenas pre-baile que se organizan los fines de semana… la salsa, el baile, es algo que queda rodeado de todo lo demás, y que, en muchos casos pasa a estar en un segundo plano.
En este punto, cabe destacar que la edad del público va a ser, igualmente, básica para que te sientas integrado. Y por supuesto, aplica a las clases en sí y a todas las actividades satélite que las van a rodear. Parte fundamental en el asunto, y fácil de ver en a penas diez minutos (lo ves en la recepción, sin llegar siquiera a entrar a sala alguna).
Por tanto, creo que es tan importante (o más) que el primer punto.
Formato de las clases
El formato de las clases, viene dado en buena medida por el tamaño de la escuela. No es lo mismo una grande en la que puedes recuperar clases perdidas de múltiples formas (días y horarios dentro de la semana), que una pequeña en la que (por ejemplo) salsa nivel 2 es los miércoles a las 21h.
El tamaño también marca la distinta segmentación de niveles que puedes encontrar. Aunque al final, y más en los tiempos que corren, si una persona nivel -10 (menos 10) quiere entrar en un nivel avanzado y va con el dinero por delante, probablemente se va a meter en esa clase.
De todos los formatos que he visto, probablemente el que más me ha gustado es el de bonos. Esto es, sacas un bono de X clases y lo vas gastando según te va permitiendo tu tiempo libre. Hay alguna escuela que lo practica.
Horarios
Terminan siendo clave para que puedas seguir un ritmo más o menos regular. Si vas forzado, terminarás dejándolo. Si te metes a bailar en un horario que te hace dar vueltas por la calle 2 o 3 horas hasta que empiece tu clase, terminarás cambiando de escuela.
Si sólo puedes ir fines de semana y te lo ponen difícil, terminarás yendo a las clases de discoteca (esas en las que se aprende entre poco y nada).
Aunque en un principio, la ilusión por bailar no te deje ver estos detalles, el tiempo te irá templando y acabarás tomando el horario como algo clave para tu continuidad en una clase. Eso o hacer algo que te guste menos (bachata, kizomba) con tal de no perder toda una tarde por una hora de baile.
Profesorado
Este tema le he tratado decenas de veces con compañeros del mundo-baile cerveza en mano.
A menudo, cuando llevas un tiempo bailando, empiezas a demandar más y más nivel, y aquí es donde se ven los puntos de vista más dispersos:
Por una parte, tenemos a los que opinan que la calidad (el nivel) de los profesores se les hace indispensable para seguir pagando. Quieren mejorar, no les vale con un profesor de nivel medio que les enseñe nuevas figuras.
Por otro lado están los que quieren bailar un día a la semana y saben/creen que poco a poco se mejora en pista más que en clase, y demandan un buen ambiente con figuras que les agrade practicar.
Mi opinión personal es que hay que buscar un término medio. Estoy harto de ver gente que tiene un nivel de baile medio y que se cree que por ir a clase con un master-del-universo va a ser el rey de la pista.
Creo que eso no es así. la diferencia entre un bailarín de cine y otro de nivel medio, no va (ni mucho menos) ligado al profesor. Al igual que no lo va a las horas de escuela que tengas. la diferencia entre Cristiano Ronaldo y el delantero centro del Horcasitas Fútbol Club no está en los entrenadores que ambos tuvieron cuando eran juveniles.
El talento para el baile es algo que, en buena parte, va in-house. Un buen profesor te puede ayudar a desarrollarlo, pero la parte más importante la llevas (o no) tú dentro. Con esto no quiero decir que valga cualquiera (ver artículo al respecto), pero partiendo de un nivel adecuado de profesorado, hasta dónde llegues va a depender en gran parte de ti mismo.
Sí que, sin embargo, veo muy importante la capacidad de motivación que un profesor le puede dar a su alumnado. El ambiente que puede generar en clase en función de cómo corrija: las formas, la templanza, el grado de comprensión que ofrezca hacia los más limitados.
El coaching con el que puede sacar lo mejor de los más avanzados. Decididamente, un profesor con pocas actitudes didácticas, se puede cargar el ambiente de una clase.
Todo esto, sin perjuicio de los cracks que hay en el circuito y que tienen su fama bien ganada (no voy a dar nombres). Para ellos la gloria de los congresos y las grandes masas. pero sed conscientes de que no todo el mundo va a poder sacar provecho de ellos. No hay una relación directa nivel-profesor/nivel-alumno.
por último en este tema, creo que hay gente a la que le encanta decir que su profesor es fulanito de copas. tampoco es malo, si eso le hace feliz a la gente, bienvenido sea.
Precio y cercanía
Sobre el precio poco hay que decir. salvo que te dediques al baile de forma profesional, te puedes pagar lo que te puedes pagar, y bendito sea el dinero que le puedas dedicar a algo tan saludable como la salsa, la bachata, etc.
Y por cerrar, la cercanía es también un factor a tener en cuenta, pero creo que el que menos. sí… el que tenga interés, que lea sobre el Experimento Hawthorne. Cuando la motivación es alta, hay ciertos factores que pasan a un segundo, tercer, y hasta cuarto plano.
Si te gusta la escuela, el ambiente, la gente, las quedadas, etc., no te importará cruzarte media ciudad uno o dos días a la semana. Por el mismo motivo, no irás a una escuela que tengas debajo de tu casa si no tienes la motivación adecuada. Te quedarás viendo una peli en el sofá.