No importa cual haya sido el motivo por el que te hayas metido en el mundo-baile. La salsa te atrapa.
Comienzas haciéndote un entorno en tu escuela con el que empiezas a bailar de forma puntual, pero al ir en grupo, te lo pasas bien.
Pasado cierto punto, sólo te apetece salir por ambientes salseros. No pisas un sitio de copas de los de siempre. No aguantas a los vinagretas con su alientazo a alcohol. Lo de entrar a una tía a la antigua usanza (sin sacarla a bailar) te resulta algo impensable.
Tu entorno se ha vuelto salsero, estás en varios grupos whatsapp de gente salsera. Los eventos a los que vas (menos bodas y bautizos) son de gente del mundo-baile. Escuchas latineo en el coche.
Esa es la etapa en la que mejor te lo pasas haciendo talleres. Las figuras que haces son cada vez mejores, y tienes capacidad para retener casi todo lo que aprendes. en pista estás como pez en el agua.
Con el tiempo, pierdes la ilusión de la novedad, pero sigues bailando. te sientes capaz de bailar con cualquier chica, y no quieres dejar de bailar ni de coña aunque los congresos no te emocionen como antes.
Ya no te da fiebre si no bailas un fin de semana, pero consideras la salsa, el baile, como una parte de tu vida. Haces menos talleres y pisas menos pista, pero no dejas de tener el mundillo en mente ni siquiera cuando sales de vacaciones. Y siempre consultas alguna web de baile del sitio al que vas.
Nota 21 de abril de 2019: Por lo que sea, creo que el artículo era más largo, pero en alguna revisión es como si hubiese borrado parte de él. Trataré de restaurarlo.