Congresos de verano - relatossalseros.wordpress.com

En breve, los congresos de verano…

Después de meses bailando bajo techo, en breve empezamos a bailar salsa al aire libre. Me estoy refieriendo a los congresos de verano. Atrás quedaron los Bachateas, Shangos, etc. (Nota junio 2019: Partes de este post aplican a congresos fuera de tu ciudad en general).

Se me vienen a la mente Benidorm y Cullera, pero basta con darse un paseo por redes sociales para ver la tremenda oferta que hay. También se bailará en terrazas aquí en madrid (Bonamara, etc.). En cualquier caso, en este artículo no voy a dar detalles del Bachatazo, Lions, o cualquier otro congreso. Este es un artículo genérico a ese respecto.

Y es que los congresos de verano tienen algo especial. En su día ya hablé de congresos, pero estos son diferentes. Cuando vas al Madrid Salsa Festival, o al Bachatea, o al Shango, no es extraño que duermas tu en casa, o que vayas sólo al social.

Solo o en grupo, te pasas el fin de semana conviviendo en el mundo-salsa, pero estás a años luz de lo que se vive en uno de los de playa en verano. Ni siquiera las nuevas escapadas a Segovia y demás que se están organizando ahora, se acercan a la experiencia de la que hoy hablo. La intensidad con la que se viven, hacen que estés 100% en el congreso todos los días que pasas allí.

Para empezar, es un viaje. eso lo cambia todo: transporte, maleta, alojamiento etc… si vas en grupo, pasarás semanas viviendo el evento antes siquiera de que haya empezado.

Aun si vas a hotel, probablemente alguien de tu grupo haya organizado ya alguna comida o cena de hermandad en la que te juntarás con tu entorno por completo, por lo que igualmente ya estás viviéndolo con antelación.

Una vez allí, la desconexión del resto del mundo es total. Podría estallar la tercera guerra mundial y a ti te daría igual, porque esos días no quieres saber nada.

Según entras al hotel, empiezas a ver caras conocidas, sí… te suenan muchas caras, pero hay una sensación de afiliación o pertenencia a secta difícil de explicar, mayor aún que en los congresos de tu ciudad.

Desayunas hablando del social y talleres del día anterior, y de lo que quieres hacer hoy. Las comidas, cenas, etc., todo gira en torno al evento. Por supuesto que surgen cientos de conversaciones, pero el evento está ahí entre charla y charla.

Es como estar en un colegio mayor. Estás en la piscina/playa/habitación y te ausentas una hora para hacer un taller que te apetece, no tienes por qué tenerlo planificado. Cambias las chanchas por calzado deportivo y ya está.

Es…. como si como si vivieses en un balneario y te metieses a un spa, así sin pensarlo, y volvieses a tus paseos y reflexiones. Sin cambiarte de ropa, sin sentir que estás haciendo algo especial…

Y al estar en ese estado de relax, es como si tuvieses mayor predisposición a conversar con gente a la que conocías menos. Me veo paseando por Cullera hacia la hamburguesería con Copín, Víctor, Javi, etc… casi sin conocerles, pero con una sensación de tranquilidad parecida a la que tienes con tus amigos de toda la vida.

A mi amiga aurora la conocí porque nos sentamos en la piscina de Cullera en sillas cercanas y nos pusimos a hablar si más. Luego ya conocí a Rocío, etc… con Marta (mi pareja) también he podido bailar y charlar en Cullera, aunque nos conocíamos ya de quedadas del grupo de amigos y de Shango Baila.

No sabría como explicarlo. Me imagino que si eres futbolero y te vas a ver a un mundial, y te meten con todos los españoles en el mismo hotel, sentirás algo parecido… pero en este caso, eres tú el que juega.

Dado que casi nadie coge habitación individual, la gente con la que duermes (en mi caso, he tenido la suerte de compartir habitación con mi amigo Javi en varias ocasiones) también proporciona una convivencia aun mayor.

Para colmo están las fiestas playeras y piscineras, que tienen un componente un poco singles, pero que son algo que todo salsero debería conocer.

He bailado salsa en decenas de salas por toda españa (especialmente Madrid), pero lo que se siente cuando estás bailando salsa al anochecer en la playa de Cullera, es muy complicado de expresar.

Y como estás tan de buen rollo, pues me dirás tú qué tiene que ver un meneito de los de las salas habituales, a uno que te hacen en la piscina con todo el mundo en bañador y las gafas de sol puestas.

Puedes pegarte un fiestón playero/piscinero, descansar un par de horas (dormir), y bajarte al social más de tranqui… impensable en otro tipo de congresos.

Vuelves a Madrid como si hubieses hecho la Marathon de Nueva York, y te pasas dos días de la cama al sofá, pero la sensación de satisfacción que tienes lo compensa. Y como seguirás salseando en madrid, tendrás cierta complicidad con la gente que hayas visto en estos congresos. Piensa que habrás bailado en bañador con mucha gente.

Y es que estas experiencias se quedan en tu memoria… hace bien poco estuve viendo un vídeo de Ataca y La alemana en un congreso de Chicago y se me vino a la mente Cullera. Podía haberme acordado del Auditorium (Salsea, Bachatea), o de los Shangos, o alguna sala del circuito aquí en Madrid, pero fue Cullera lo que se me vino a la mente.

Probablemente con los años pierdas ilusión por este tipo de eventos, pero en mi caso, son de los recuerdos más gratos que tengo de mi experiencia en el mundo-baile.

Nota 21 de enero de 2018: nos quedamos sin Cullera…