A colación de un like que hizo mi pareja el otro día en una red social (ver link al final del artículo), se me volvió a la mente ese tema recurrente del que he hablado muchas veces, y que aunque no es aplicable a todo el mundo, sí lo es a una gran cantidad de ¿salseros?.

Estoy hablando del típico español que después de estar un año en el mundo-baile, cada vez que pisa pista empieza a hacer figuras y figuras sin escuchar la música y sin sentir el goce que muestra el colega del vídeo (obvio que no es necesario llegar a esos niveles).

Creo que esta actitud se debe a una serie de presiones psicológicas que se ejercen sobre el bailarín. Para empezar, es muy complicado bailar cómodo con una chica que está esperando a que le hagas todo tipo de malabares en 5 minutos (me vale también lo contrario si la chica se ve obligada a estar en el circo durante 5 minutos cuando lo que quiere es bailar).

Luego, si sales a bailar con gente de tu escuela y todo el mundo está haciendo de trapecista, te puedes sentir como que no das el nivel si te marcas tu propio estilo disfrutando y haciendo figuras con las que te sientes cómodo.

Con esto no quiero decir que te tengas que pasar la canción entera haciendo el básico, pero lo que no deberíamos hacer es convertir el baile en una serie de movimientos estructurados sin pasión interna alguna.

En todos estos años, he pasado por decenas de profesores (escuelas, congresos, discotecas), y salvo en honradas excepciones, muy pocos de ellos han hecho hincapié en escuchar la música… disfrutar… sentir lo que estás haciendo… siempre se han preocupado más de que hagas bien la figura y de corregir tu estilo en la medida de tus posibilidades.

En este último aspecto, creo que a todos nos vendría de cine un poco de coaching, aunque fuesen 5 minutos en clase mientras practicamos la figura del día.

La salsa es diversión, y a partir de ahí, pues lo que le puedas meter. El problema es cuando toda una fuerza social te lleva a interpretarla de otra forma, cuando te puedes sentir hasta menospreciado si no tienes un repertorio de figuras adecuado para la ocasión (usadas con estilo, claro…).

No todos podemos ser Sergios, Adrianes, etc. pero sí que todos deberíamos ser capaces de disfrutar en pista. y por cierto, si no te sale una figura, pues no la hagas por obligación… coññño