Empiezas las clases con el 1 2 3, 5 6 7… sintiéndote torpe. Luego llegan el 70, el 75…
Meses después vuelves a sentirte torpe cuando pisas pista por primera vez. Si no tienes mucho oido, aún seguirás contando, si no simplemente pensarás constantemente cómo hacer bien las pocas figuras que tienes.
Pasas más tiempo mirando que bailando, y te sientes más cómodo bailando con las chicas de tu escuela, porque con las que no lo son, apenas te atreves a sacarlas una vez por noche.
Ves bailar a la gente que lleva más tiempo que tú y se te hace la boca agua. Te prometes a ti mismo seguir yendo a clase todas las semanas.
Pero mes tras mes, vas cogiendo más confianza en ti mismo, y de repente una noche, sin darte cuenta, ya no estás pensando. no tienes miedo de qué pensará la chica con la que bailas, ni de qué pensará la gente que te pueda estar viendo… simplemente estás bailando, disfrutando de la música, escuchando la canción y dejándote llevar.
No es que seas gran cosa, pero ya te lo pasas bien bailando. disfrutas cada figura que haces, conoces las canciones que suenan, tienes hasta tus favoritas.
Es verdad que todavía tienes algo de miedo escénico cuando tu pareja de turno tiene mucho más nivel que tú, pero la tónica ya ha cambiado, y la salsa ha pasado a formar parte de ti, ya la disfrutas.
Desde ese momento no vuelves a escuchar salsa sin que se te muevan los pies. Entras en las salas de baile pensando únicamente en bailar. Tu forma de entender la noche, ha cambiado para siempre.
Relatos Salseros 