Un lunes cualquiera de octubre:
- Empleado escuela (EE): Buenas tardes, ¿qué quería?
- Nuevo alumno (NA): Hola, pues me quiero apuntar a bailar salsa.
- EE: Perfecto, ¿has bailado alguna vez?
- NA: Sí claro… soy un bailarín nato. Siempre he llevado el ritmo en el cuerpo.
- EE: Bueno… me refiero a bailar en pareja, bailes de salon, salsa, lo que sea…
- NA: Eso no, pero he ido un par de veces, o tres, a talleres en discotecas. Además, he visto varios vídeos de tal profesor, y una vez coincidí en el metro con una pareja que dan talleres en congresos.
- EE: Entonces, debes empezar en Salsa I, iniciación.
- NA: ¿Pero cómo?, si ya he ido a Tropical House varias veces y me dicen que no lo hago mal.
- EE: A ver… si quieres te podemos hacer una prueba de nivel, pero por lo que dices, tienes que aprender desde cero. Te vas a sentir más cómodo, y va a ser mejor para el resto de la clase.
- NA: Lo entiendo… ¿me dejas el cuadrante de horarios?
- EE: Aquí tienes.
- NA: Pues, por lo que veo. sólo puedo venir a Salsa II los jueves a las 19:30h, pero vamos, que si hay algún problema, pues ya vendré más adelante.
- EE: No te preocupes, apúntate a Salsa II, es más, si quieres te puedes meter a salsa III, incluso te damos nivel Cinturon negro primer dan de salsa. ¿Me das tu tarjeta de crédito, por favor?
Y es entendible por parte de la escuela. Si echamos cuentas en plan rápido: El alquiler del local, el sueldo de los profesores, el servicio de limpieza… si, por decir algo, una escuela cobra 30 euros al mes, perder un alumno viene a costarle 300 euros anuales a la escuela.
El ejemplo de este artículo, es aplicable a una persona que, llevando un par de años bailando, se empeña en estar en niveles avanzados.
Entiendo que es muy complicado decirle a alguien que no tiene nivel para estar en un sitio, y que debería quedarse en uno más bajo.
También entiendo que, si una «camada» de alumnos han empezado a bailar juntos, por mucho que algunos de ellos salgan a bailar todos los fines de semana, y otros sólo vayan a su clase semanal (lo cual, marca un abismo en la diferencia de nivel), no es plan de separarlos, aunque sea por la amistad que se ha forjado tomando cervezas después de clase.
Dado que los profesionales del mundo del baile tienen que vivir (como todo el mundo), creo que somos los bailarines los que tendríamos que tener un comportamiento responsable en ese aspecto. En teoría, si estás en una clase en la que hay un nivel superior al tuyo, vas a estar incómodo tú, y vas a conseguir que los demás también lo estén.
Y digo en teoría, porque en la práctica, los niveles teóricos no tienen nada que ver con la realidad del público que está en la clase de turno.
A lo largo de todos estos años, he visto clases en los que había gente de todos los niveles, literalmente hablando. Y estoy hablando de clases regulares, nada de intensivos de fin de semana.
Lo de los intensivos, congresos, y talleres «no regulares» es ya para echarse a llorar. Ya hablé un poco de ello en Salsa master class. que alguien me lo explique, pero el descontrol de niveles que te encuentras en los talleres es impresionante.
Pero claro, ¿quién y cómo controla ese aspecto si no hay una autocrítica por parte de nosotros los bailarines? Así pasa, que es mejor cogerte a alguien de confianza y hacer el taller entero con ella (o él).
En el caso de las clases de discotecas, lo veo aún más claro: ¿Le vas a decir a alguien que se salga? Hará unos años (no sé si he hablado de esto ya), en Azúcar había clases de rueda, y el profesor hacía una rueda rápida al principio, y a los que no daban el nivel les decía: Por su bien y el del resto de la clase, tiene usted que ir a iniciación todavía, ya tendrá tiempo de estar en nivel medio.
Personalmente me encantaba esa actitud, pero no sé si era la correcta en un mundillo con tanta rotación de gente.
Habrá quien se plantee que dejar entrar a todo el mundo en un nivel medio-alto, es un error a medio plazo para la reputación de la escuela, pero me da la impresión de que cuando se hace, es porque se han echado ya las cuentas y les renta.
Después de más de cinco años bailando, eso es lo que he visto en general.
