El poder de aceptación de la salsa

Las escuelas de salsa van por barrios. No tiene nada que ver el ambiente de una de ellas en el Barrio de Salamanca, con otra en la periferia de Madrid. El precio y el público están intrínsecamente ligados en todo esto.

Ahora bien, las discotecas de salsa, y aquí estoy hablando de las habituales del circuito, no de las de latineo puro (puro-latino), no tienen para nada esa diferenciación de público.

Antes de entrar en el mundo-baile, tenía muy claro que los high-class tomaban copas en Gabana, que los alternativos se iban a la latina, y que había otros sitios que ahora no voy a nombrar, a los que iba un público menos pudiente. Es cierto que en Liberata y similares, también se ha metido siempre mucha gente queriendo aparentar lo que no es, pero con eso siempre se cuenta.

Pero he aquí que llega el fin de semana y el mundo salsero no hace esas diferenciaciones. y te vas a Tropical House o a Maracas, y empiezas a ver chicas high-class bailando con gente a la que sería grotesco a mencionarles su presupuesto para perfume.

Y te sorprende… y te sorprende más aún entrar a un sitio de kizomba y ver chicas del mismo pelo (Burberry) bailando piel con piel con chicos a los que, por su estilo, difícilmente les concederían 5 minutos de conversación si les viesen fuera de la sala.

Y ahí están todos: los high-class, los menos high-class, los menos pudientes, los alternativos, los de zonas rurales… y no se mira para nada el nivel social o cultural. estás bailando y ya está.

Por supuesto que, cuando cierra el local, cada uno se junta con la gente que le es más afín, pero dentro hay una aceptación que he visto en pocos ambientes.

Tampoco tengo datos para saber si de tanto acercarse, al final se consuma la unión de vez en cuando, pero sí que en esas horas que dura la sesión latina, el valor que cobra un buen bailarín está sobredimensionado. Se está bailando y te buscan si bailas bien. Sí… da igual si eres un tío estupendo, o si eres tonto hasta decir basta. Otro día hablo de esto último.

Por resumir, creo que en Madrid, el latineo permite combinar un crisol de culturas y de niveles sociales difícil de encontrar en muchos otros ambientes.