Creo que en esencia, la gente sale a bailar, a sentir la música (no todo lo que se debiera) haciendo las figuras que le pide el cuerpo.
Igual para muy principiantes, el meneito es su momento, pero en general, salvo en la piscina de Cullera, en la mayoría de las salas agradezco cosas cortitas.
Así que, según la densidad con la que se planteen, pueden resultarme algo agradable o lamentable. Pueden ser casi como la publicidad en medio de una película.
Veo cantidad de vídeos promocionales de discotecas salseras mostrando meneitos, y me digo a mí mismo… ¿es ése el mejor momento de la noche?
A lo mejor es cuando iluminan más la pista, o consiguen tener a todos sus animadores en el escenario y al público frente a ellos para hacer una toma de cámara perfecta, porque si no, no lo entiendo.
Para mí, el retrato de una noche salsera es la pista llena de gente bailando libremente, haciendo giros de todos los colores, figuras, pasos libres… nada que ver con hacer una mini-coreo a ritmo de reggaeton o de chachachá.
Lo que se hace en los meneitos, perfectamente se podría hacer en un hotel de Benidorm lleno de gente que no sabe hacer un 70.
Muchas veces, cuando son muy largos, me sirven para cortar e irme a casa. Y cuando son muy seguidos, llegan a agobiarme. Sé que a gente de mi entorno le pasa lo mismo.
Puestos a parar de bailar, casi que lo que más me gusta es ver una actuación de alguna compañia o de alguna pareja de alto nivel.
También me da muy buen rollo ver bailarines de calidad en el escenario de Maracas dándole magia a la sala sin hacer que la pista se pare para ellos. Me parece un acierto.
