No sé en qué momento del último congreso de (no) salsa en el que he estado, fue en el que entendí de algún modo, lo que habían sentido los asistentes a otro congreso celebrado parcialmente en Madrid meses atrás: Sensación de decepción.
Yo no soy quien para decirle a la gente lo que tiene que vender. Si alguien quiere vender bachata o kizomba, es perfectamente comprensible. Pero si venden un congreso de salsa y luego dan bachata, entonces me están decepcionando.
En este tipo de eventos, cuando son fuera de tu ciudad, te gastas dinero en full-pass, hotel, gasolina, cenas… y aunque suele merecerla pena, lo suyo es bailar lo que hayas comprado. Me refiero concretamente a que la sala principal del social (de los sociales) rebosen salsa.
Esto es algo que, aunque sea yo el que lo escribo, le pasa a mucha gente que prefiere pasar página según llega a casa el domingo, pero pienso que perjudica al ambiente.
Viendo que en muchos casos últimamente, cuando sacas el full-pass de un congreso, tienes que asegurarte de que el hotel sea cancelable hasta 24 horas antes del evento (no voy a entrar en los motivos), sería bueno que los que sí se celebran se ajustasen más a lo que se ofrece.
No voy a darle mucho más recorrido al post de hoy porque prefiero fijarme en lo positivo de las cosas, y entiendo que no siempre es fácil mantener una línea. Pienso que quizás ha sido más un problema de comunicación. Veremos a ver cómo se van dando las cosas en eventos venideros.
